
La Fórmula Fertica
50 años de fe, tecnología y persistencia
Formato premium -x – mm. – páginas. Tapa blanda con sobrecubierta.
Para escribir esta apasionante historia, diseñamos junto a nuestro cliente un plan de investigación que inició con recorridos por las plantas y filiales de Fertica en Centroamérica, donde realizamos entrevistas presenciales y exploramos las instalaciones.

La primera parte del libro narra el nacimiento de la compañía en la década de 1960, inspirada en el sueño de fertilizar Centroamérica.


La segunda parte da un giro dramático. Después de recibir una fuerte inversión de la corporación mexicana que la compró para expandir su presencia en Centroamérica, la región comenzó a sumirse en una profunda crisis económica y social. En el apogeo del caos, en 1979 los accionistas vendieron las operaciones en Guatemala y Panamá, donaron la planta de Nicaragua al gobierno sandinista y negociaron la planta de Puntarenas con el gobierno de Costa Rica. Todo indicaba que el sueño de la primera multinacional de bandera centroamericana había llegado a su fin.

La tercera parte de la historia comienza en ese escenario totalmente sombrío, cuando Don Óscar Henríquez Portillo, uno de los doce empleados salvadoreños que dejaron los accionistas para proteger del vandalismo la planta de Acajutla, decidió proponer a los inversionistas mexicanos el alquiler de la planta de ácido sulfúrico.
La guerra en El Salvador espantaba a cualquier inversionista, pero don Óscar tocó muchas puertas hasta que logró contactar al banquero noruego Trond Jensen, quien le ayudó a coordinar la compra del 100 % de las acciones. Así, en 1991, y contra todo pronóstico, Fertica pasó a ser una sociedad plenamente salvadoreña, presidida por quien fue un empleado que había ingresado a la empresa como uno más.

La parte final de esta historia es verdaderamente extraordinaria. Tras reactivar el Jardín Industrial de Acajutla, don Óscar y su equipo asumieron el enorme desafío de reconstruir la infraestructura regional de la compañía. Les tomó poco más de una década, pero lo lograron: Fertica volvió a tener presencia en todos los países de Centroamérica y compró el Complejo Industrial de Puntarenas al gobierno de Costa Rica.


Esa recuperación estratégica permitió generar sinergias con la planta de Acajutla y consolidar una sólida plataforma de producción y distribución. Así, medio siglo después de su fundación, Fertica reafirmó su propósito original: fertilizar la región y demostrar que cuando hay visión, convicción y coraje, todos los sueños se pueden realizar.
